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domingo, 13 de noviembre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
Flotar...
Septiembre 22...
Me gusta dormir solo, pienso que es como nadar, te dejas llevar por la corriente de tus pensamientos, hasta que en un momento dejas de pelear contigo mismo y simplemente te hundes, sin respirar… sin sentir.
Me gusta dormir solo, pienso que es como nadar, te dejas llevar por la corriente de tus pensamientos, hasta que en un momento dejas de pelear contigo mismo y simplemente te hundes, sin respirar… sin sentir.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Miedo...
21 de septiembre, madrugada.
Miedo… Estos días son extraños. Creo que sé donde estoy ubicado en tiempo y espacio, y ninguno de los dos lugares me son cómodos. De hecho no sé si alguna vez he estado cómodo. La vida me está alcanzando como si fueran oleadas muy fuertes y apenas puedo mantener el equilibrio. Sinceramente no creo poder aguantar mucho tiempo, me siento agotado y vacío, sin fuerza para aguantar otro golpe más. Hoy me restregaron esa palabra en mi cara: “miedo”, “miedoso”. No pude hacer nada más que reconocer que tenía razón. Y el que me lo dijera esa persona le da una dimensión aún mayor. Ella se ha convertido en algo que no logro identificar pero que sé que deseo. ¿Qué está pasando conmigo? Estoy caminando en un cuerpo que me es extraño, ajeno, que no importa si duerme cuatro o si vive despierto veinte horas al día. Si come o no lo hace. Vivo en una continua fuga, escuchando los deseos realizados de otros mientras que poco a poco dejo morir a esta persona que soy yo, “esta persona”, ni siquiera puedo decir mi nombre. Escucho tantos nombres y ninguno es el mío.
Tengo miedo.
La canción que escucho mientras termino este escrito es San Cosme y San Damián, de Enrique Bunbury. JC
Miedo… Estos días son extraños. Creo que sé donde estoy ubicado en tiempo y espacio, y ninguno de los dos lugares me son cómodos. De hecho no sé si alguna vez he estado cómodo. La vida me está alcanzando como si fueran oleadas muy fuertes y apenas puedo mantener el equilibrio. Sinceramente no creo poder aguantar mucho tiempo, me siento agotado y vacío, sin fuerza para aguantar otro golpe más. Hoy me restregaron esa palabra en mi cara: “miedo”, “miedoso”. No pude hacer nada más que reconocer que tenía razón. Y el que me lo dijera esa persona le da una dimensión aún mayor. Ella se ha convertido en algo que no logro identificar pero que sé que deseo. ¿Qué está pasando conmigo? Estoy caminando en un cuerpo que me es extraño, ajeno, que no importa si duerme cuatro o si vive despierto veinte horas al día. Si come o no lo hace. Vivo en una continua fuga, escuchando los deseos realizados de otros mientras que poco a poco dejo morir a esta persona que soy yo, “esta persona”, ni siquiera puedo decir mi nombre. Escucho tantos nombres y ninguno es el mío.
Tengo miedo.
La canción que escucho mientras termino este escrito es San Cosme y San Damián, de Enrique Bunbury. JC
sábado, 17 de septiembre de 2011
En el vacío...
Nunca me había sentido así, nacido en la oscuridad, hace tanto tiempo ya, y en el despertar abro los ojos para encontrar solo más oscuridad. Mis ojos no encuentran diferencia entre mis párpados y el muro, entre la luz y la no luz. Estoy de pie desnudo donde nadie puede verme y no veo a nadie, el silencio absoluto vestido con el vaivén de mi respiración. Mis sentidos aturdidos por la ausencia de referencias de cualquier tipo, mi miedo curioseando los límites de mi cuerpo.
Soy un niño en una casa muy grande.
Me tambaleo. No sé donde termina mi pie y donde comienza el piso. Estiro la mano y la oscuridad sofoca mi respiración. Tengo que abrir la boca para que el oscuro aire entre en mí, porque me ahogo, me ahogo de esta negrura, de este terciopelo negro que me venda los ojos y que me invita al terror. Los monstruos son reales, y viven en mí, los oigo moverse dentro de mí, haciendo rechinar mis huesos a cada inseguro paso. Me dicen sus nombres, me susurran dulces palabras, invitándome más hacia adentro de mí “no salgas”, a mis sótanos “quédate conmigo” y mis tapancos “no tengas miedo”, a mis baúles “yo estoy contigo” y mis clósets “yo nunca te dejaré”. El hogar de los monstruos, la hora de las brujas.
Se siente suave esta piel, esta piel color noche, este cabello de profundo deseo, este suspiro que me lleva al siguiente paso. De repente, ya no me interesa llegar al final del cuarto, no importa si no encuentro la luz. Es tan cómodo aquí, es tan acogedor. Esta oscuridad siempre me ha deseado, y hasta ahora, pienso que quizás le pertenezco. ¿Será por eso que me busca? ¿Porque me escapé demasiado pequeño huyendo de lo que soy? ¿Me olvidé de mí? Sí me olvidé de mí.
La luz no es más que un recuerdo lejano, una vieja fotografía en el rincón de mi mente. Quizás es solo una ilusión o algo que yo imaginé. Quizás esto es todo lo que es real. Se siente tan viva esta oscuridad, respirándome en la cara, besándome con sus fríos labios mi boca, amándome tal y como a un niño se ama, con ternura, con cuidado, con celo.
Ya no importa más, no importa lo que haya existido antes, no importa lo que vivió junto a mí. No quiero el pasado, pero no lo suelto, porque en algún lugar lo haré realidad. No importa el futuro, pero lo busco, porque ella tiene que estar ahí, en algún lugar.
No importo yo… pero por alguna razón, alguna idiota y egoísta razón, por alguna insignificante y dudosa razón, me niego a morir. ¿Por qué? ¿Por qué no?
Pero ella viene a buscarme…
…y yo me dejo llevar.
miércoles, 24 de agosto de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
The Human Cathedral
I hear footsteps walking down my corridors
I see the light falling down in dying pain
I lick the darkness from my pasty walls
I feel the loneliness of my tired being
The dry eyes in my velvet windows
Follow me through my silent walk
And the everlasting spirit whispers
My name, and the need to talk
Don’t run away my little baby
There’s nowhere you can hide
But run if you want to little baby
It’s always fun to see you try
You know the bitter end is coming
You know nothing will ever last
Your every mourn and every sorrow
They are going to fall down sometime
And with the cold winter coming
The bright snow will paint it all white
Your sins and virtues are nothing
Underneath the shining light
So close your eyes and feel the wind blow
Let it take away your sickened pride
Let it take away your filthy honor
You won’t need them in your final shrine
We all come down to worship someone
And to become idols in our proper time
So go and run away now my little baby
And find your place among your gods
I think I’ll stay between my demons
At least, they make me feel welcomed
Every time I feel I’m going to fall apart
I hear the footsteps now leaving
The light is melting into black
The darkness is crawling up my walls and painting
His name upon my sadness hall
Farewell my beloved one
The one that makes me god
The one that kneels and loves me and kisses me
The blessed one, the holy one
My holy child.
lunes, 4 de abril de 2011
Mad Men...
Pues vamos a salir de esta inercia con una gran serie, GRAN SERIE. Es difícil que uno como hombre no pueda o no quiera identificarse con Don Draper: profesional exitoso, con una esposa bellísima y dos hijos a los que indudablemente ama mucho, pero también un "womanizer" serial, un intransigente jefe y con un oscuro pasado.
Este sujeto de verdad es un rol, un modelo a seguir, no porque sea bueno o malo, de eso no se trata la serie, sino que hace lo que los demás soñamos y no nos atrevemos a hacer. Si de verdad conocieramos a alguien como él, la reacción de acuerdo a la buena moral sería despreciarlo, pero eso sería ser simplemente llano y superficial en un juicio en el que ni siquiera deberíamos de formar parte.
Draper es quizás, el personaje más solitario de la televisión, más incomprendido y también el más deseado, lleno de matices, capaz de ir del blanco más puro hasta el negro más profundo, pasando por todos los grises posibles.
Soledad, aislamiento, deseo, añoranza, incomprensión, inocencia, intolerancia y miedo son solo algunos de los verdaderos nombres de Don Draper.
Aquí dejo la primera temporada completa:
Episodio 01
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Episodio 02
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Episodio 03
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Episodio 04
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Episodio 05
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Episodio 06
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Episodio 07
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Episodio 08
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Episodio 09
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Episodio 10
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Episodio 11
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Episodio 12
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Episodio 13
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sábado, 12 de marzo de 2011
...
Escribo por no dejar morir este blog, que para empezar, no sé para que nació. Ideas aisladas, un tipo de diario… whatever.
¿Y si tomara? En realidad no tengo ganas… ¿Pero y si lo hiciera? Alcohol, quiero decir.
¿Los héroes existen?
He dejado de disfrutar cosas que antes hacía con gusto, como dibujar y escribir. ¿De dónde sacaré fuerzas para hacerlo?
¿Valdrá la pena continuar?
Me siento tan desconectado de mi cuerpo.
Siento que mi vida le pertenece a todos menos a mí.
Dios.
¿Dónde estoy?
¿Y si tomara? En realidad no tengo ganas… ¿Pero y si lo hiciera? Alcohol, quiero decir.
¿Los héroes existen?
He dejado de disfrutar cosas que antes hacía con gusto, como dibujar y escribir. ¿De dónde sacaré fuerzas para hacerlo?
¿Valdrá la pena continuar?
Me siento tan desconectado de mi cuerpo.
Siento que mi vida le pertenece a todos menos a mí.
Dios.
¿Dónde estoy?
domingo, 2 de enero de 2011
El Hombre Deconstructor
El Hombre Deconstructor
Deus
Siento como si de mi espalda se desprendieran edificios, torres, puentes y ciudades enteras mientras camino, poblaciones enteras que, mientras mueren, gritan mi nombre y piden misericordia por tiranías en contra de mi propia inocencia y de mi propia humanidad.
En mi cabeza escucho los gritos de miles de personas muriendo, personas que no conocí, pero que voy a extrañar de todas maneras. Que amo con todo mi corazón pero que también odio con todo mi ser.
Amo la nostalgia de sus voces mientras ruegan a su dios, yo, mientras me piden misericordia y me piden perdón. Pero odio la tristeza que acompaña esa nostalgia, y me odio a mi mismo por haberme enamorado de ese fantasma tan dulce al olor y tan amargo a la memoria, invisible maldito pero vivo en cada detalle.
Lágrimas atrapadas en la garganta, ahogándose en mi propia saliva, y piedras que sangran mi voz al hablar del presente, del pasado, del futuro, de los mundos imposibles y de todos sus habitantes. Dolor en mis manos y animales en la nuca que no me puedo sacudir, pero que sé que están ahí, que siempre han estado y siempre estarán, carcomiendo mi cráneo y viendo a través de mis ojos.
Te siento a ti, mi gemelo maldito. Te siento. Respirando sobre mi hombro, manoseando mi memoria… tocándome.
Veo tus ojos negros penetrándome y violándome, con tus dientes negros y tus manos sucias, tocándome por dentro, manchando y ensuciando mi casa, mis paredes, mi hogar, donde los besos dejan de importar y el llanto es un cruel eco de las risas que habitaron alguna vez ese lugar.
Odio tu rostro, cara arruga, cada centímetro, tan familiar, tan conocido. Monstruo que me has seguido todos estos años, oliendo mi rastro, huella tras huella, mi esencia tan tuya, porque donde yo termino, tú comienzas.
Te veo tan claramente, conozco tu nombre, siempre lo conocí, solo que antes, cuando yo era un niño, no importabas. Eras nada para mí, nada. Pero creciste conmigo y fuiste conmigo a todos lados, te fuiste fortaleciendo, ganando experiencia y fuerzas… Y yo sabía lo que estabas haciendo, pero entonces no me importabas, me decía a mi mismo que no importaba lo que hicieras, que nunca podrías conmigo. Pero tu mirada estaba ahí siempre.
Y creciste, como un hermano deforme al que se esconde en el ático, como un hongo entre las raíces o como un bebé en los impenetrables brazos de su madre.
Yo te veía, escondido entre las sombras, pero entonces tomabas la forma de un juguete, y de reojo eras solo una ilusión visual, como ese furtivo movimiento que nos hace voltear la cabeza, pero eres rápido, tan rápido que me alcanzaste, y aquí estás, junto a mí, al final de mi vida.
Todos se fueron, todos. A todos los perdí. Pero tú aquí estás, junto a mí. Como siempre lo has estado. ¿Será que al final fuiste tú mi mejor amigo?
Maldito seas, bendito seas, da igual. Al menos tú te quedaste conmigo.
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